Aprovecho para escribir en uno de mis múltiples descansos diarios. Hago una cama y debo descansar, recojo la cocina y debo descansar, pongo la lavadora y lo mismo........
El viernes, por fin, fui a la Unidad de Fibromialgia del Hospital Clínic. Salí de casa con tiempo. Siempre me pierdo en los grandes hospitales. En el metro, hora punta. La gente se agolpa e invade tu espacio vital, tu burbuja. Eso no me incomoda. Los de ciudad estamos acostumbrados. Los roces de la gente al entrar y salir me hacían daño.
Llegué pronto y con unos veinte minutos de retraso me recibió el doctor Muñoz. Soy muy mala para hacer hipótesis sobre la edad de las personas pero creo que rondaría los 60 años. Me recibió con correción y con cierto sentido del humor que hizo más leve la tensión de la conversación mantenida con él. Después de realizar la anamnesis me dio un cuestionario en el que yo debería marcar diferentes adjetivos relativos a las características de mi dolor. ¡Uf, qué difícil! ¿Qué cómo es el dolor? Pues doliente, jodiente, cargante, desesperante.... Pero no, estos adjetivos no estaban en el cuestionario así que tuve que esforzarme en identificar ciertas características de mi dolor. Después tuve que marcar en unas siluetas humanas dónde sentía dolor. Si hubiese sido una quiniela hubiese hecho un pleno porque acabé marcándolo casi todo. Creo que incluso olvidé algún punto de dolor. Y es que, además de dolorida y exhausta me siento aturdida mentalmente hasta el punto de que ahora, mientras escribo, debo hacer pausas para intentar que la palabra (significante), cuyo concepto (significado) tengo en la mente, sea capaz de venir a mis dedos y letra a letra dibujarse en mi monitor.
Acabada la anamnesis, el Dr. Muñoz me dejó sola en una pequeña consulta amueblada con una camilla, una báscula y una pequeña mesa de despacho equipada con dos sillas, una para la paciente y otra para su acompañante, un ordenador y el asiento que él mismo ocupaba. No sé cuánto tiempo dediqué a rellenar el cuestionario pero estuve pocos minutos esperando la vuelta del doctor una vez lo hube acabado. Cuando volvió inició la exploración de mi dolorido cuerpo. Lo primero pesarme. ¡Qué trago! 68 kilos para 1,68 m de altura. Y empezó a hacerme girar, flexionar a tocar partes de mi cuerpo a lo que éste respondía con dolor y yo con un !Ay!.
Finalmente me invitó a vestirme y volver a mi sitio en la mesa, frente a él. Concluyó que tengo Fibromialgia y Fatiga Crónica. Él me explicó que ambos síndromes eran primos hermanos y que solían ir unidos pero que me derivaría a la Unidad de Fatiga Crónica del mismo Hospital Clínic para que me visitasen porque cree que la Fatiga prima sobre la Fibro.
Me dijo que él no podía hacer nada por mí. Que la Fibromialgia se estaba dibujando como una enfermedad neurológica pero que no tenían la certeza de nada y que se estaban dando fármacos que había para otras enfermedades de tipo neurológico. Yo añadí que tampoco había acudido a la visita con grandes espectativas y él me preguntó que para qué había ido entonces. ¡La esperanza es lo último que se pierde! Yo estaba cada vez más aturdida, ahora también emocionalmente y tuve que hacer esfuerzos para no llorar. Debí haberle preguntado que para qué visitan a pacientes si no pueden hacer nada por ellos. La única esperanza que me dio fue el hecho de que la Fibro no tiene secuelas y que si se descubre algo que la cure no tendré deformación ósea como en el caso de la artrosis, así que no se me notaría nada. Eso es lo malo doctor, que no se nos nota nada y tenemos que ir justificándonos constantemente ante los demás. Fue ahí donde le dije que imaginase el marrón de una fibro cada vez que acudía al médico y debía contarle lo mismo, dolores agotamiento extremo....Él me pidió que imaginase a mi médico cada vez que iba yo, le hablaba de mis síntomas y no podía hacer nada por mí........
Además de derivarme a la Unidad de Fatiga Crónica, me ha derivado al psicólogo y a una asesora laboral. Supongo que deben justificar que es un área multidisciplinar porque si no pueden hacer nada, ¿qué puedo esperar?. Quizá que me ayuden a encajar lo que tengo. Es una pena que yo no sea creyente, también me ayudaría a encajarlo.
Sobre la Unidad de Fatiga Crónica me dijo que tampoco me creara grandes espectativas, Si bien para la fibromialgia no había medicación, sí la había para mitigar los síntomas: análgésicos. Con la Fatiga Crónica no se pueden ni tratar los síntomas. Eso sí, me harían muchas analíticas con el fin de comprobar si tengo o he tenido algún virus que me haya provocado dicha fatiga.
Respecto a la medicación le comenté que solía alternar el Paracetamol (1) de un gramo con el Ibuprofeno (2) y ocasionalmente, cuando no podía más, tomaba una mezcla de de Tramadol (3) (37,5 mg) y Paracetamol (325 mg). Me dijo que podía tomar hasta 8 pastillas diarias de estas últimas y me enseñó el vademécum que lo corroboraba. Pero, antes de concluir la visita, cuando le pregunté qué debía tomar me dijo que no lo sabía, que era yo quien debía ir encontrando qué me producía más alivio. Le expliqué que siempre aguantaba mucho, no me gusta abusar de la medicación, acaba castigándote el hígado y cada vez necesitas más dosis. Él me dijo que hacía bien, que si podía evitar tomar tanta medicación lo hiciera.
Así fue como acabé mi vista, debo volver cuando me visiten el psicólogo y la terapeuta laboral con unas radiografias de columna que el Dr. Muñoz solicitó a mi doctora de cabecera. Pedí hora en La Unidad de Fatiga Crónica y allí me dijeron que contase con 2 años de espera.
Valoro la honradez y la sinceridad del Dr. Muñoz aunque la verdad también duele.
No ha sido fácil escribir sobre esto pero debía intentarlo. Expresar las cosas es siempre un paso para superarlas, además ¿qué hago yo con el nudo que me quedó en el pecho?
(1)El paracetamol (DCI) o acetaminofén es un fármaco con propiedades analgésicas, sin propiedades antiinflamatorias clínicamente significativas. Actúa inhibiendo la síntesis de prostaglandinas, mediadores celulares responsables de la aparición del dolor. Además, tiene efectos antipiréticos. Se presenta habitualmente en forma de cápsulas, comprimidos o gotas de administración oral. En la actualidad es uno de los analgésicos más utilizados al ser bastante seguro y no interactuar con la gran mayoría de los medicamentos.
(2)El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroideo (AINE), utilizado frecuentemente para el alivio sintomático del dolor de cabeza (cefalea), dolor dental, dolor muscular (mialgia), molestias de la menstruación (dismenorrea), dolor neurológico de carácter leve, síndrome febril y dolor tras cirugía (postquirúrgicos). También se usa para tratar cuadros inflamatorios, como los que se presentan en artritis, artritis reumatóide (AR) y artritis gotosa. Se utiliza más que el ácido acetilsalicílico ya que irrita menos el estómago y no es anticoagulante.
(3)El Tramadol es un analgésico de acción central de tipo opioide que alivia el dolor actuando sobre células nerviosas específicas de la médula espinal y del cerebro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Y tú ¿qué opinas?