miércoles, 3 de junio de 2009

De loqueros y otras subespecies

The_locos_-_Jaula_de_grillos Llevo años diagnosticada de fibromialgia y mi relación con los médicos ha sido casi siempre educada y, en ocasiones, hasta cordial. Desde que me citó el ICAM (Institut Català d’Avaluacións Mèdiques) ando como loca tratando de recopilar informes médicos. No se trata de falsear la realidad ni pedir favores. Se trata de que el médico de turno plasme en un papel lo que te dice de palabra. En ocasiones son muy reacios a hacerlo, ya se sabe que las palabras se las lleva el viento y lo escrito, escrito está.

He encontrado profesionales seguros de lo que me decían y, por tanto, sin ninguna reticencia a escribirlo en un papel. Otros rebosantes de buenas palabras que luego se han quedado más bien cortos en eso de escribir. Uno, recalco sólo uno, digno de ser denunciado al colegio de médicos por botarate y mala praxis profesional. Pero los que más juego dan son los “loqueros”. Entiéndase por tal a aquellos, psicólogos y psiquiatras, que en teoría deben cuidar de nuestra salud mental.

Hoy he estado en la psiquiatra. Omitiré relatar la visita pero sí diré que ha sido una de las profesionales más bordes que me he encontrado. Jamás pido nada que no se ajuste a la realidad y a lo que son mis derechos. Trato a los médicos con educación y la distancia necesaria entre paciente y profesional. El coleguismo no ha lugar en las relaciones estrictamente profesionales, al menos eso es lo que yo creo.

Para empezar, la loquera me ha dicho que ella no me podía hacer informe alguno, aunque ha acabado haciéndome un informe sobre la exploración, diagnóstico y tratamiento que era lo que yo únicamente quería. No sé si todos los loqueros son así o sólo los de la Seguridad Social responden a este perfil. Ignoro si, por el hecho de pasar por caja, abandonan esa actitud paranoide que les acompaña. Siempre están en guardia, como pistoleros a punto de desenfundar para decirte: te pillé, estás fingiendo. Ya se sabe que no hay pruebas objetivas para diagnosticar una depresión o una fibromialgia y ellos, como Santo Tomás, deben tocar para creer. Cuando he sacado uno de los informes que avalaba mi falta de concentración, de memoria y demás dificultades de tipo cognitivo me ha dicho que se habían pasado, que llevaba un rato hablando conmigo y yo tenía una conversación coherente. Me he quedado con las ganas de decirle que sí, que tenía razón, que allí la única gilipollas era ella pero eso me lo he quedado para mí. Mi objetivo no es discutir, no tengo fuerzas para ello.

Pero el número uno en el ranquin está en posesión de mi loquero de cabecera, mi psicólogo. Algunos de mis íntimos ya saben lo que me aconteció hace un par de meses con él pero yo os lo voy a relatar al resto.

Llegué una mañana a visitarme. Aquella noche había sido dura puesto que tenía unos dolores de rabiar. La medicación no me hacía efecto y la implementé siguiendo la pauta aconsejada por los médicos. Llevaba despierta desde las cuatro de la madrugada y sin dejar de tener dolores fortísimos. Al entrar saludo con un bon dia. Él me mira con cara de poker, es decir, ni frío ni calor y me dice

–¿Por qué estás enfadada conmigo?

-¿Yo?-pregunto con cara de estupefacción. -¡Yo no estoy enfadada!

-¡Pues hija, tienes una cara!

- Es que he pasado muy mala noche, no he dormido y tengo muchísimos dolores –añado intentando que me entienda

-¡Pero yo no tengo la culpa!- contesta él como desairado

-¿Y yo te he dicho algo? –cada vez entiendo menos la conversación que empieza a ponerse subrealista.

-¡Es que con la cara que pones!, Porque, si no estás enfadada ¿cómo estás?¿ irritable?

-Pues……..quizá. No me encuentro bien.- Añado dudando hasta de estar allí.

-Ya, pero ¿estás irritable o irascible?

En este punto de la conversación ya sentía el pulso en las sienes, no sabía si lo que estaba pasando era realidad o un mal sueño así que respiré hondo e, intentando no perder la calma, le dije:

-Mira, tengo tanto dolor que la sensación es de que me estuviesen dando puñaladas por todo el cuerpo así que no sé si estoy irascible o irritable, lo que sí sé es que no tengo el chichi pa farolillos.

Fue entonces cuando giró levemente hacia su izquierda para mirar la pantalla del ordenador y cambió el rumbo de nuestra conversación.

1 comentario:

  1. NI CASO!!

    Muchos han estudiado psicología o psiquiatría esperando encontrar solución a sus problemas (es cierto)

    Así que cuando te pregunte otra vez, mueve la cabeza como si llevases la mismísima melena de Lady Godiva y contesta: Divina de la muerte, al que veo un poco regular es a ti.

    Jajajá

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