viernes, 7 de agosto de 2009

Uso y abuso del castellano III

Aquí me tienen, dispuesta a ofrecerles la que será la tercera entrega del tema que nos ocupa. En la segunda recomendaba encarecidamente el libro de Ildefonso Falcones, La mano de Fátima.
Saben los que me leen que soy forofa del juez de menores Don Emilio Calatayud. He colgado en mis blogs los videos de algunas de sus conferencias y su decálogo para hacer un delincuente. Comulgo con la mayoría de sus ideas sobre la educación de los menores y disfruto con su manera coloquial y directa de exponerlas.
Por todo ello este verano, una vez acabado el libro de Falcones, me decidí a leer el libro Reflexiones de un juez de menores editado por Dauro en su colección Alminares. Al título del libro le acompaña, en su portada, el nombre del juez en mayúsculas. Precede a éste una nota editorial en la que explica que el libro está basado en las reflexiones que el juez de menores de Granada ha ido expresando a lo largo de los años en sus numerosas conferencias, entrevistas, ponencias, etc. Se explica también que las videograbaciones realizadas en esos actos se han tomado como punto de partida para la redacción del libro y que el juez ha revisado y rubricado el contenido del mismo.
Así pues, la maternidad del libro es atribuible a la periodista Rocío Pérez Cruz que ha hecho la transcripción de las grabaciones. La corrección de estilo, organización y escritura del texto son responsabilidad de José Rienda. La corrección editorial corre a cargo de Enrique Martín Pardo y Pedro Mechén Benítez.
Hasta aquí todo bien. Pero empiezo a leer el libro. Está escrito o transcrito prácticamente literal. Deberíamos tener claro, y eso es lo que muchas veces los maestros intentamos explicar a nuestros alumnos, que hay diferentes niveles de lenguaje. El lenguaje coloquial en el que se expresa el juez está muy bien para una conferencia. Son temas áridos los que muchas veces trata Don Emilio y él, que es un buen comunicador, sabe cómo llegarle al público reforzando su discurso con ejemplos de la vida cotidiana que nos son familiares a todos y con los que podemos empatizar, así como con el lenguaje gestual y un tono de voz adecuado a la intencionalidad de cada parte de su discurso.
Pero, como diría aquel, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Menuda perogrullada para decirles que la tal Rocío debería haber cuidado el estilo y si a ella se le ha escapado algún detalle respecto a eso ¿para qué están los correctores? Paso a transcribirles, literalmente un fragmento que a mí personalmente me parece de lo más farragoso:

El “equipo técnico del juzgado” examina sus circunstancias personales, familiares, sociales, culturales, económicas...,y, aportan una información trascendental para el juicio. Luego, el juez y el fiscal tendrán que valorar el delito observado desde el prisma de las circunstancias personales de ese menor, con el propósito de encontrarle una medida adecuada a sus circunstancias. (página 84)

Nótese una grave falta de concordancia entre sujeto y predicado, no admisible ni en primaria.
Quizá sea que yo soy una espesa mental pero les aseguro que he tenido que leer más de una vez éste y otros párrafos de similar redacción.
Pero eso no es todo. Salimos de Málaga para meternos en Malagón. Dejamos el estilo y pasamos a la ortografía. Vayan ustedes a la octava línea de la página 74 y verán qué dolor les causa semejante visión cuando lean:

...esa delicada balanza a la que hemos echo referencia...

Juro sobre el diccionario de la RAE que eso es así, además es fácilmente comprobable. Pero eso no es todo. Pueden encontrar util por útil. Dínamica por dinámica. Esta por ésta. Autónma por autónoma. Podría continuar con la lista pero no quisiera aburrirles, simplemente pasen y vean.
Evidentemente hasta el mejor escribano echa un borrón, anda que a servidora no se le deslizan algunas faltas, es lo que tiene no utilizar el corrector. Pero, no es por disculparme, yo no tengo personas encargadas de la corrección de mis textos ni cobro por escribir, además estoy abierta a cualquier observación que se me haga y a rectificar si es preciso. Lo he hecho en algunas ocasiones.
Señor juez, es usted famoso por sus sentencias ejemplares. Debería usted mandar a galeras a los responsables de ese libro que han aprovechado su tirón mediático para lucrarse y que flaco favor le hacen a su señoría.
Por mi parte, he pagado 15 € por un libro plagado de faltas ortográficas y de estilo y, con sinceridad, creo que deberían hasta indemnizarme por haber tenido el valor de leerlo.
Ya saben, piénsenlo antes de adquirir el libro.

7 comentarios:

  1. Fco.Sanz8/8/09 09:12

    Pensé que este tipo de cosas no pasaban en la actualidad.
    Las faltas que citas son básicas , no las cometo ni yo , aún reconociendo mi torpeza con las letras . Conste que tampoco uso corrector y tampoco cobro por escribir :) , por lo tanto , si lo de escribir bien o mal atiende a un tema de formación , en un "pofesioná" de la comunicación es más que lamentable .

    El tema de siempre Dña.Carmen...el tirón mediático es el tirón mediático y el parné , es el parné , que dirían en alguna de esas coplas que te gustan .
    Un saludo Carmen.

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  3. Bejarano, je je je. He eludido la mayúsculas por algo, así que esto sí que no lo corrijo. Ya hablaremos y te cuento el por qué. De todos modos agradezco tus siempre acertadas correcciones.

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  5. Carme,la corrección ha sido un poco en plan conya, no me gusta hacerlo gratuitamente.
    Por cierto, ya que quieres conocer mis andanzas chinescas, puedes hacerlo en mi otro blog (vaya lio que tengo con tanto bloc) http://joseanbejarano.blogspot.com/
    Besitos, Señoría !!!

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  6. Mujer,tampoco es pa tanto... veo que te ha dolío especialmente lo de tu "señoría".
    La verdad es que somos unos exquisitos escribiendo, pero sabes qué... que somos envidiados pero al mismo tiempo un poco odiados, por hacerlo tan "asquerosamente bien"
    Besitos, Carme, amiga...
    Ah, y gracias por leerme mis chinadas...
    yo también te leo... no creas que soy un egoista...
    bueno,un poquito sí... pa qué engañarnos...

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