Este pasado mes de julio, mientras paseaba por el pueblo donde veraneo con mis hijas y mis sobrinos, observamos un cartel. Estaba escrito a mano, fotocopiado sobre un papel tamaño folio y sujeto a la pared encalada con cinta adhesiva marrón de un ancho considerable.
Los niños, todos ellos escolarizados por ley, no pudieron evitar carcajearse del texto, afirmando que debía tratarse de una broma porque no era posible , según ellos, que alguien que escribiese tan mal se atreviese a exponer públicamente ese texto.
El texto, tanto por la caligrafía y la ortografía, denotaba una falta de instrucción del autor o autora. Intenté explicarles lo penoso que me resultaba porque lo que evidenciaba era que la persona que lo había escrito no había tenido las oportunidades que ellos tienen a su alcance, porque hace relativamente poco no todo el mundo podía asistir a la escuela, y que, por tanto, ellos debían hacer todo lo posible por aprovecharlas.
Es admirable que personas con esas carencias y sabedoras de ellas utilicen la lengua para su fin primero: comunicarse.
No hace falta decir que los cuatro buscaron en vano la gata con una pintica blanca en el rabo y que la recompensa ascendió a 200 € con el paso de los días.
Mañana les contaré otras de mis observaciones veraniegas sobre el uso y abuso del castellano.
Hola pues estaba pasando por tu blog y pues es muy cierto lo que dices mucha gente no ha tenido las oportunidades que muchos tenemos en la actualidad y es de admirar el valor y la persistencia de estas personas al hacer el esfuerzo de comunicar a la gente lo que ellos desean
ResponderEliminarSin que sirva de precedente, de acuerdo contigo: es admirable cómo el dueño de la gatita ha utilizado una herramienta maravillosa como es la escritura. Es que como yo digo: todo el mundo debertía escribir, y dejar sus impresiones plasmadas en un papel o en un ordenata y no dejar que siempre fuesen los mismos exquisitos los dueños y señores del lenguaje. Eso fue lo que me empujó a escribir.
ResponderEliminarLo de China, Carme, compañera, amiga, lo dejo para cuando se asienten los recuerdos... y te tomo la palabra: me tienes que leer...
Besos, Carme